Reportaje
Marcos Méndez Lara, El Sur de Acapulco
Tecoanapa, Gro. Pedazos de cemento y un grifo oxidado, es todo lo que queda de un hidrante público del que se abastecían de agua los habitantes de Tepintepec. El líquido provenía del núcleo agrario de Xalpatlahuac, pero los productores de ese poblado determinaron –hace cerca de 20 años- regar sus sembradíos y dejaron de proveer de agua a éste y otros poblados de la zona sur del municipio de Tecoanapa.
Desde entonces, cada año los pobladores de Tepintepec practican dos rutinas de sobrevivencia: en temporada de lluvias, usan las aguas del río Tecoanapa –cuya contaminación se diluye parcialmente por la abundancia de agua- y de algunos manantiales y riachuelos cercanos al poblado; pero en el estiaje sólo tienen una opción: usar las aguas residuales que provienen de la cabecera municipal.
La señora Isila García Mayo, oriunda de Tepintepec, comentó que en “enero baja la cantidad de agua, casi toda contaminada, y en abril y mayo ya sólo hay agua pestilente, pero por la necesidad hacemos pozos para sacarla. Algunas personas la acarrean a sus casas, pero la mayoría llevan su ropa a lavar y ahí mismo se bañan”.
Agregó que aquel que no desee usar el agua del río Tecoanapa necesita pagar los altos costos que tiene el agua potable. “Yo gasto ocho pesos diarios por un garrafón con 20 litros de agua para tomar, en un mes ya son 240 pesos, porque consumimos uno diario; para otros usos, un viaje de agua de rotoplas de 700 litros vale 140 pesos, y no alcanza ni para una semana”, se lamenta doña Isila.
Guillermina García Gallardo, también de Tepintepec, tiene 74 años, ella presume que ya “generó anticuerpos” contra la contaminación del agua del río Tecoanapa, ya que hasta hoy no se ha enfermado de la piel. Sin embargo, advirtió que a las personas adultas mayores les cuesta mucho trabajo ir hasta el río, “más para mí, que ando con mi bastón”, pero que las opciones son pocas, entre ellas, comprarla a altos costos, cuando el jornal en la región está entre 80 y 100 pesos diarios.
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Hace seis años, las autoridades de cinco comunidades rurales de Tecoanapa (Tepintepec, Barrio Nuevo, el Guayabo, el Carrizo y Macatepec), todas ellas consideradas como de alta y muy alta marginación por el Consejo Nacional de Población, comenzaron a gestionar el servicio de agua potable para sus localidades.
En 2006, la demanda de los pueblos tuvo respuesta con el denominado Sistema Múltiple de Agua Potable de Tecoanapa, que tendría su fuente de captación en el manantial Las Cazuelas, localizado en el ejido de San Francisco.
Se invirtieron muchos recursos financieros, tan sólo el gobierno del estado gastó 400 mil pesos en 2006 en el proyecto ejecutivo, y del orden de 14.6 millones para la construcción del sistema, según datos obtenidos a través de una solicitud de información presentada ante la Secretaría de Desarrollo Urbano y Obras Públicas.
A la construcción de este sistema se opuso un grupo de personas de la cabecera municipal de Tecoanapa, encabezadas por Baldomero Mendoza. La razón que esgrimen: el agua no es suficiente para abastecer a la cabecera, a los cinco pueblos que están en lucha, y a dos más que ya toman agua de la misma fuente de captación (Buenavista y Tecuantepec).
Sin embargo, estudios de la Comisión de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento del estado de Guerrero y de la Universidad Nacional Autónoma de México confirmaron que el gasto de agua que aporta el manantial conocido como las Cazuelas, es suficiente para dotar del líquido a todas las localidades en los próximos 20 años.
No existen entonces, razones técnicas para impedir que funcione el sistema de agua potable; si las hay, de tipo económico, ya que el auto nombrado comité de agua potable de Tecoanapa cobra el servicio a los usuarios domésticos a razón de 20 pesos mensuales. En la cabecera municipal, según el INEGI, hay mil viviendas, sin contar negocios como embotelladoras, servicios de lavado de autos y ranchos, que también pagan bien por el agua que proviene del ejido de San Francisco.
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Claudia Valente Huachin es de la comunidad de Barrio Nuevo; dice que lava los trastes con agua del río Tecoanapa, aun cuando sabe que está contaminada, también con esa agua lava la ropa.
“Los niños se bañan en ese río, y a veces por descuido o porque tienen sed, toman agua de ahí, se les hace fácil tomarse un traguito de agua, y claro, casi siempre se enferman.”
Las promotoras del programa federal Oportunidades no pueden hacer mucho, sólo recomendarles que al agua le coloquen gotas de cloro, y la gente lo hace, pero no es suficiente. Es imposible mantener una mínima higiene en las condiciones en que viven estas personas.
Las enfermedades gastrointestinales o de la piel que con frecuencia padecen los de Barrio Nuevo (y de las otras cuatro localidades que carecen de agua) son atendidas en la cabecera municipal de Tecoanapa, porque en la comunidad no hay centro de salud. Sin embargo, doña Claudia comenta que reciben un mal servicio y escasean los medicamentos, además que en los últimos años discriminan a los pacientes que van de las comunidades rurales, por el conflicto del agua.
En tiempo de lluvias, los pobladores de Barrio Nuevo tienen la ventaja de “capear el agua”; en algunas viviendas, esto se hace con cubetas que esperan en fila la caída de agua de los techos de teja; otros lo hacen con canaletas para llenar recipientes grandes.
También son “afortunados” porque existe un ojo de agua cerca del poblado, conocido como Pomarrosa, pero el acceso es muy escarpado y pueden tardar hasta una hora en llegar. Dice la señora Irma de la Luz Meneses que es tanta la demanda, que hasta hacen fila para obtener un poco de agua.
“La verdad si está triste aquí porque en tiempo de secas el solazo está bien fuerte, y pues ni modo, ahí vamos encumbrando para traer un par de baldes de agua”.
La casa de doña Socorro solano Nava también utiliza canaletas para capear el agua. Su situación no es diferente de todos los que viven en la comunidad, aunque ella muestra manchas en la piel, producto, dice, de bañarse con agua contaminada. Su hijo, Ciro, también muestra los mismos síntomas; él apenas recuerda que alguna vez tuvieron agua entubada, era muy pequeño.
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Muchos años de ineficacia de los gobiernos municipales y estatales propiciaron la contaminación acelerada de ríos y manantiales del municipio. La falta de inversiones y de una visión de largo plazo en materia de saneamiento se expresan hoy en problemas muy graves de salud y en conflictos sociales como el que se vive hoy en Tecoanapa por el agua.
La cabecera municipal, que tiene 4,268 habitantes, descarga sus aguas residuales sin ningún tratamiento al río Tecoanapa, incluyendo los del rastro municipal, aun cuando existe una laguna de oxidación que sólo sirve para almacenar el agua sucia antes de verterla al río.
Adicionalmente, en diferentes puntos en la periferia de la cabecera y muy cerca de los ríos y arroyos se observan tiraderos clandestinos de basura y otros no tanto, como el que se ubica en plena carretera Tecoanapa-Ayutla, donde a la vista de todos, los zopilotes se alimentan de los desperdicios orgánicos que ahí deposita la gente.
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De Barrio Nuevo a El Guayabo hay que cruzar el río Tecoanapa. A una distancia de 100 metros, se adivina de qué río se trata porque se percibe un olor desagradable. El señor Reynaldo Pacheco Gallardo, de El Guayabo, expresó que en los meses de abril y mayo el mal olor se acrecienta, pero de cualquier forma se hacen pozas en las “playas” del río para rescatar un poco de agua filtrada por la arena, pero no desprovista de contaminación.
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