El Sur de Acapulco
La falta de controles
institucionales en el programa de fertilizante lo ha convertido en uno de los programas
más irregulares del estado de Guerrero. Sus reglas de operación son muy laxas,
y muy pasiva y poco efectiva la intervención de las dependencias normativas, que
deben vigilar y evaluar el programa, lo que origina toda clase de desviaciones
y operaciones ilegales por parte de autoridades estatales, municipales y de no
pocos productores que obtienen el insumo fuera de la norma.
Antes de 2007, el programa de
fertilizante se ejecutaba sin reglas de operación, o por lo menos no hay
evidencia ni documentos púbicos que hagan notar lo contrario. Era parte de su
tradicional operación discrecional. Fue el 8 de junio de 2007, cuando se
emitieron las primeras reglas de operación y desde entonces, se han emitido
versiones cada uno o dos años, que poco han cambiado entre sí. La más reciente
corresponde al Acuerdo por el que se emiten las reglas de operación del
programa de fertilizante y transferencia de tecnología, para el ciclo p.v.
2014, publicado en el periódico oficial del gobierno el estado de Guerrero el
11 de abril de 2014.
Independientemente de que las
reglas tienen vacíos importantes en cuanto a las responsabilidades de los
diferentes actores institucionales y también respecto de las pocas facultades otorgadas
a los productores para vigilar el programa, lo cierto es que el control
elemental que sí propone ese documento normativo, no es acatado ni por la
Secretaría de Desarrollo Rural ni por la Contraloría General del estado y
tampoco por la Auditoría general del estado, instituciones que según las reglas
de operación, deben cumplir acciones de vigilancia.
En este número abordamos sólo
una de las irregularidades del programa y cómo las dependencias normativas
simplemente no actúan como les corresponde.
Fertilizante
adulterado
En el campo de Guerrero, los
campesinos perciben que de unos años a la fecha, el fertilizante químico que
les distribuyen los ayuntamientos “está rebajado” o ya no les funciona como
antes. También se dan cuenta que los sacos que contienen el insumo no alcanzan
el peso oficial que marcan las reglas de operación. Sin embargo, no hay protestas
por este fraude porque consideran “que lo barato o regalado no se discute”.
Desde hace varios años buscamos
evidenciar y documentar esta actividad fraudulenta de parte de los actores
institucionales y todos esquivan sus responsabilidades. En ediciones anteriores
reseñamos un reporte del gobierno del estado donde se analizó la calidad del
fertilizante y los resultados fueron sorpresivos, ya que una buena cantidad del
insumo que se entregó a los campesinos estaba adulterado.
Por medio de solicitudes de información
presentadas tanto a la Seder como a la Contraloría General, buscamos respuestas
a esta irregularidad, pero la mayoría de estos requerimientos no fueron contestados
o se respondieron de manera parcial, por lo que concluyeron con la presentación
de recursos de revisión o quejas ante el Instituto de Transparencia y Acceso a
la Información del estado. Pero ni con la intervención del ITAIG se han
obtenido respuestas a las interrogantes y sí dan en cambio una percepción de
impunidad.
Así, por ejemplo, en abril de
2014 solicitamos a la Seder información sobre las “Empresas que fueron ‘boletinadas’
por no cumplir con las reglas de operación del programa de fertilizante. Esta
información desglosada por Empresa, Irregularidad en que incurrió, Sanción,
Municipio que la contrató. Ejercicios 2010, 2011, 2012 y 2013.”
Al no responder la
dependencia, se presentó en mayo de 2014 un recurso de revisión, que fue
admitido por el órgano garante y se integró el expediente ITAIG/33/2014. La
Seder argumentó que “dicha omisión se debió a problemas técnicos con el
proveedor de internet de esa Dependencia”.
El ITAIG, en su resolución
del 15 de octubre de 2014, fue claro ante esta excusa: “este argumento no es
suficiente para justificar la falta de respuesta a una solicitud de
información, en virtud de que la efectividad y garantía del derecho humano
fundamental de acceso a la información no puede depender de la funcionalidad
del servicio de internet”.
La Seder, entonces, al ser
requerida a que respondiera la solicitud manifestó que “no cuenta con la
información respecto de empresas boletinadas en el programa de fertilizante”,
cuestionando que las empresas no se “boletinan” sino que se inhabilitan cuando
cometen alguna irregularidad.
Sin embargo, en los convenios
de colaboración entre el gobierno del estado y los ayuntamientos de este
programa, la cláusula décimo tercera dice que “el ayuntamiento se obliga a
contratar con empresas que no estén boletinadas por los órganos fiscalizadores
y que cumplan con la norma oficial mexicana, quedando bajo su más estricta
responsabilidad la contratación con las mismas, autorizando desde este momento
a la Contraloría General del Estado y a la Secretaría de Desarrollo Rural, para
hacer pública a nivel estatal en los subsecuentes ejercicios las
irregularidades que se detecten al contratar con dichas empresas”.
El ITAIG emitió su resolución
en la que ordena “proporcionar al recurrente la información relativa a las
irregularidades derivados de los contratos celebrados por los Ayuntamientos del
Estado con las empresas proveedoras de fertilizante (…) que hayan sido
detectadas por esa Dependencia en los ejercicios fiscales2010. 2011, 2012 y
2013, indicando el nombre del proveedor, la irregularidad en que incurrió y la
sanción impuesta en su caso”. Y dio un plazo de 10 días hábiles para cumplir la
resolución.
Asimismo, el órgano garante
formuló una amonestación pública a la Seder por no haber respondido a la
solicitud de información dentro del plazo que establece la ley de transparencia.
No obstante la resolución del
ITAIG, en abierto desacato, la Seder entregó como respuesta un escrito de media
cuartilla, en hoja sin membrete de la Secretaría ni una firma que la avalara. Argumenta
la Seder que “si bien es cierto que el H. Ayuntamiento autoriza a la
Contraloría y a la Seder para hacer públicas a nivel estatal las
irregularidades que se detecten al contratar los H. Ayuntamientos con las
empresas, en ningún momento se especifica que la Contraloría y la Seder serán
las encargadas de verificar tales irregularidades”.
Miente la Seder. Las reglas de operación son muy claras sobre
este punto: en el inciso 7.4 las reglas establecen que “con la finalidad de
llevar un control real sobre los avances del programa, así como de corregir
posibles retrasos o desvíos en la operación, la Secretaría (de Desarrollo Rural),
la Contraloría y la Auditoría estarán facultadas para realizar visitas
periódicas a los ayuntamientos para revisar: I. Volúmenes recepcionados y
entregados a los Comités Locales. (…) IV. Especificaciones del fertilizante a
entregar o entregado.
Hay pues una intención
deliberada de la Seder para ocultar información o no están cumpliendo
eficientemente con su trabajo.
Corresponde al ITAIG, ante el
desacato de una de sus resoluciones, denunciar a la Seder ante la autoridad
competente por el incumplimiento de las obligaciones establecidas en la Ley de
Transparencia.
Nula
respuesta de la Contraloría
En febrero de 2014, se
presentó una solicitud de información ante la Contraloría General del Estado de
Guerrero en los siguientes términos: “Resultados de los análisis de calidad del
fertilizante realizados por la dependencia en los ejercicios 2010, 2011, 2012 y
2013”.
La Contraloría negó la
información argumentando que la información “no se encuentra en los archivos de
esta entidad por no ser de su competencia. Por tal motivo, para darle trámite a
su solicitud deberá ser presentada en la Unidad de Transparencia y Acceso a la
Información de la Secretaría de Desarrollo Rural”. Ante esta respuesta, se
presentó ante el ITAIG un recurso de revisión impugnando la contestación de la
Contraloría.
Al estudiar el caso, el ITAIG
resolvió que la contraloría general del estado “es competente para generar la
información solicitada por el recurrente, toda vez que la normatividad (…) [reglas de operación] le atribuye la
facultad expresa de realizar muestreo y verificaciones a la calidad del
fertilizante (…)”, por lo que la respuesta de la Contraloría en donde se
declara incompetente para conocer de la solicitud de información “carece de
fundamento y motivación alguna”.
De esta manera, concluyó el
ITAIG, la Contraloría “deberá entregar al recurrente la información relativa a
los resultados de los análisis a la calidad del fertilizante realizados por esa
dependencia en los ejercicios fiscales de 2010 y 2011, por tratarse de
información pública de oficio”, y esto lo debió hacer en un plazo de 10 días
hábiles. Asimismo instruyó a la dependencia para que realice una búsqueda
exhaustiva a fin de localizar la información correspondiente a los análisis de
los ejercicios 2012 y 2013, para en su caso, entregarla al solicitante.
La resolución del ITAIG se
emitió el 24 de septiembre de 2014, y fue hasta el 19 de febrero de 2015, a
casi un año de que se presentó la solicitud de información, cuando respondió la
Contraloría General del estado, pero no para entregar la información obligada por
la resolución del ITAIG, sino para negarla nuevamente.
Dice el oficio
CGE-SNJ-DGJ-RS-0505/2015 que “con motivo de los hechos ocurridos (problemática
social) al palacio de gobierno el día 13 de octubre de 2014 por personas
pertenecientes a diferentes organizaciones sociales, el archivo de la Dirección
General de Fiscalización y Evaluación de Obra Pública de esta Contraloría
General (…) fue incendiado destruyéndose en consecuencia toda la información
relacionada con las auditorías y revisiones que fueron practicadas por este
órgano de control, entre ellas la documentación relacionada con el asunto en
comento, motivo por el cual no se cuenta con la información solicitada”.
Lo contradictorio del
argumento de la Contraloría es que en su primera respuesta aseguró que la
información era “inexistente” y en su oficio de febrero diga que sí existía,
pero se perdió por un incendio.
A la Contraloría también se
le requirieron los mismos datos que a la Seder, es decir, los nombres de las
empresas boletinadas por incurrir en irregularidades.
El órgano de control
respondió que “no se cuenta con dicha información ya que, el recurso para el
programa de fertilizante es entregado directamente por la Seder a los
Ayuntamientos como parte de la aportación estatal y estos últimos son los
responsables del proceso de licitación, gasto y entrega de fertilizante a los
beneficiarios”. Igualmente se presentó ante el ITAIG un recurso de revisión por
la respuesta que emitió la Contraloría.
En el expediente
ITAIG/35/2014 del 15 de octubre de 2014, el órgano garante resolvió revocar la
determinación de inexistencia de la información, y ordenó a la Contraloría a
realizar una búsqueda exhaustiva y en su caso entregar la información, dándole
un plazo de 10 días hábiles para hacerlo.
La Contraloría respondió
mediante oficio con fecha de febrero de 2015 que después de hacer la búsqueda
exhaustiva en los archivos que quedaron luego del incendio de octubre en
palacio de gobierno “no encontramos antecedente alguno de empresas que hayan
sido boletinadas por esta Contraloría General del estado, en virtud de que a la
fecha no se ha sancionado a ningún proveedor o contratista”.
¿Información
incendiada?
Cabe recordar que el ITAIG,
el 26 de noviembre de 2014 emitió una recomendación para que las dependencias
públicas tomaran respecto de la información “las medidas precautorias
pertinentes para garantizar su resguardo y protección”. Asimismo, el ITAIG
iniciaría un procedimiento presencial para decretar qué información se ha
perdido o cuál quedó incompleta.
Para conocer la dimensión de
la información perdida en la Contraloría, se presentó una nueva solicitud sobre
los datos incendiados. Se requirió: Oficio en que la Contraloría solicita al ITAIG
la verificación de la pérdida de
archivos e información debido a los incendios en palacio de gobierno; así como
la relación de archivos, expedientes y documentos que se perdieron total o
parcialmente durante el incendio de palacio de gobierno.
La Contraloría respondió el
18 de marzo de 2015 con un documento electrónico que nunca se pudo abrir. Ya no
presentamos recurso de revisión. Las frecuentes respuestas negativas y las
permanentes evasivas de las dependencias, incluso habiendo resoluciones
provenientes de una autoridad como el ITAIG, son desalientan a cualquiera.
Las evidencias de corrupción
en el programa de fertilizante están a la vista de todos, pero cuando se busca
documentarlas, las dependencias se cierran y permiten la impunidad.
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