martes, 6 de agosto de 2013

Sin acceso a la educación: Desolador futuro para los jóvenes guerrerenses


Miles de jóvenes guerrerenses están condenados a no ingresar a las escuelas de educación media superior y superior, simplemente porque no existe la oferta educativa suficiente ni sus familias tienen las condiciones socioeconómicas para hacer realidad su derecho a la educación, que el gobierno les debería garantizar.
En un estado que ocupa los últimos lugares en pobreza, el futuro que les espera a los excluidos de la educación es desolador, incluso se presenta más crudo para quienes ni siquiera pueden cursar o interrumpen sus estudios del nivel bachillerato, pues en el mejor de los casos, se emplearán en los trabajos peor pagados o engrosarán las filas del desempleo, y en el peor escenario, formarán parte del crimen organizado.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) considera que  para superar el umbral de pobreza es indispensable contar con al menos dos años de educación en el nivel bachillerato, por lo que quienes no ingresan o no concluyen la educación media quedan expuestos a un alto grado de vulnerabilidad social, pues sus ingresos laborales tenderán a ser bajos y tendrán un elevado riesgo de transformarse en personas excluidas del desarrollo, concluye el organismo.
Y no ha bastado que la Cámara de Diputados aprobara en octubre de 2011 una reforma constitucional que establece la obligatoriedad de la educación media superior, a partir de la que el Estado tendría la obligación de garantizar el acceso al bachillerato, y los padres y tutores, de enviar a sus hijos a cursar ese nivel educativo en planteles públicos o privados.
Con o sin reforma constitucional, la realidad es que hoy, un gran porcentaje de jóvenes guerrerenses, por falta de espacios en las escuelas y por la precariedad de sus condiciones socioeconómicas, no podrán continuar sus estudios –se les endilgará además el estigma social de ninis, muchachos que ni estudian ni trabajan-, y quedarán a merced de las actividades ilícitas que hoy día convulsionan a un estado que ya de por sí tiene muchos y graves conflictos.
Los datos duros
Los niveles medio superior (15 a 18 años) y superior (19-23 años) presentan los mayores problemas de cobertura, deserción y eficiencia terminal, en relación con otros niveles educativos, es decir, el problema no se reduce a la falta de espacios para miles de jóvenes que quieren estudiar, sino que los que logran colarse, tienen altas probabilidades de no concluir o continuar sus estudios.
Según las cifras de la Secretaría de Educación Pública, en el periodo 2010-2011 había 341 planteles del nivel medio superior (incluyendo los tipos de sostenimiento autónomo, estatal, federal y particular) en donde se inscribieron 114 mil cinco alumnos guerrerenses que recibieron instrucción educativa de 6 mil 252 docentes (con un promedio de 18.2 alumnos por docente).
También con datos de la SEP, en el periodo 2011-2012, el nivel medio superior (preparatorias, bachilleratos, Conalep) presentó una cobertura (comparación entre la demanda atendida y la población que de acuerdo con su edad, está en posibilidades de cursar este nivel educativo) de apenas 58 por ciento.
Lo anterior significa que poco menos de la mitad de los jóvenes de entre 15 y 18 años que viven en el estado no podrá estudiar el bachillerato porque el Estado no es capaz de garantizarles un lugar en este nivel educativo.
Esta información fue corroborada por el subsecretario de Educación Media y Superior de la SEG, Arturo Salgado Urióstegui, quien en declaraciones publicadas en este diario, reconoció que Guerrero ocupaba el último lugar en el ámbito nacional de cobertura en educación media superior.
El funcionario agregó que se crearán 100 centros de bachillerato intercultural, además de que la dependencia presentó una propuesta de telebachillerato para localidades pequeñas; asimismo, informó que se están formalizando dos escuelas del Colegio de Educación Profesional Técnica (Conalep) y 18 Colegios de Bachilleres por cooperación que ya están funcionando, con lo que se busca escalar al lugar 30 a nivel nacional.
Según las proyecciones de la dependencia educativa, en 2015 se estima alcanzar una cobertura de 71 por ciento, lo que parece difícil, pues faltan dos años y se deben logar alrededor de 15 puntos porcentuales.
Pero también hay un rezago en el índice de atención a la demanda (comparación entre la demanda atendida y la población potencial que solicitó el servicio). Al respecto, durante 2011-2012 se atendió solo a 85.3 por ciento de los jóvenes guerrerenses que solicitaron estudiar este nivel educativo.
Como respuesta a esta falta de atención, en varias regiones del estado han surgido iniciativas informales –algunas no muy legítimas- que pugnan por abrir más espacios educativos destinados a los jóvenes estudiantes del nivel medio superior y superior ante la falta de opciones en el sistema educativo formal.
Es el caso de las preparatorias populares y los colegios de bachilleres por cooperación, y de varios centros de educación superior como la Universidad Intercultural de los Pueblos del Sur, la Latinoamericana y del Caribe, y la Indígena del Estado de Guerrero, que se sostienen de la cooperación y solidaridad de los padres de familia y sin instalaciones adecuadas.
Alta reprobación y baja eficiencia terminal
Adicional a la falta de lugares para estudiar, el nivel medio superior también presenta graves problemas de reprobación, deserción y bajo índice de eficiencia terminal.
En cuanto al índice de reprobación, las estadísticas oficiales del sistema educativo registran que Guerrero tiene 33.2 por ciento como índice de reprobación. Al respecto, los resultados más recientes de la Evaluación Nacional de Logro Académico en Centros Escolares mostraron que en matemáticas, 45 por ciento de los jóvenes de escuelas públicas del último año de bachillerato que realizaron la prueba tuvieron una calificación de insuficiente, y sólo 9.7 por ciento de excelente. Para el caso de escuelas privadas, los resultados fueron de 54.6 por ciento y 7.6 por ciento de insuficientes y excelentes, respectivamente.
Los datos que publica la SEP también indican que en Guerrero se presentó una deserción de 12.8 por ciento en este nivel educativo en el periodo 2010-2011.
Por otra parte, el índice de eficiencia terminal (proporción entre el número de alumnos que ingresan y los que egresan de una misma generación) se encuentra entre los más bajos del sistema educativo, ya que apenas es de 64.5 por ciento, es decir, de cada 10 alumnos que ingresas al nivel medio superior, sólo seis egresan satisfactoriamente.
Sobre este problema, el subsecretario de Educación Media Superior de la SEP, Rodolfo Tuirán, reconoció que la deserción es un fenómeno que “afecta anualmente a cerca de 650 mil jóvenes [en el país], lo que significa un promedio de casi 1,800 por día, de ellos, alrededor de dos de cada tres lo hace en el primer año”.
El funcionario aseguró que el abandono escolar no solo se explica por la falta de recursos económicos de las familias, pues dijo que influyen el bajo desempeño escolar, altos niveles de reprobación, los embarazos tempranos, los peligros y riesgos que enfrentan los jóvenes como las adicciones, la violencia y el escaso interés que entre ellos despiertan los contenidos curriculares.
Pero en el ámbito estatal la situación es más grave, ya que en la de la Universidad Intercultural del Estado de Guerrero, según el rector Floriberto González González,  al menos la mitad de los jóvenes que ingresan a la institución, desertan principalmente por motivos económicos.
En su informe de evaluación de la Política Pública de Educación Superior, la Auditoría Superior de la Federación reseñó que “existen diversas situaciones que influyen en este comportamiento, entre otras: los escenarios de inseguridad que en algunas entidades federativas dificultan la retención de los estudiantes y la reprobación, ausentismo, cambio de residencia, embarazo, falta de apoyo por parte de la familia, cambio de escuela, matrimonio”.
Este fenómeno que explica la SEP en el informe de la ASF aún no se ha cuantificado con precisión. La inseguridad y los desplazamientos que ocurren en muchas localidades del estado de Guerrero sin duda incrementarán los índices de deserción, reprobación y baja eficiencia terminal de los alumnos de la educación media superior.
Educación superior
De acuerdo con el informe elaborado por la ASF, la problemática de este nivel educativo en el país se ha caracterizado por la insuficiente cobertura educativa, deficiencias en la formación de los docentes, brechas en el acceso al servicio de educación superior entre distintos grupos de la población, insuficiencia en el crecimiento de los recursos para atender las demandas de la educación superior, desarticulación en los planes y programas de estudio con el sector productivo.
Para el ciclo 2011-2012 el total de jóvenes en el rango de edad para cursar estudios de nivel superior (19-23 años) ascendió a 9.9 millones, de los cuales 3.5 millones estaban en condiciones de demandar el servicio y fueron atendidos 3.2 millones de alumnos.
El porcentaje de cobertura en educación superior de los servicios escolarizados pasó de 25.9 por ciento en el ciclo escolar 2006-2007 a 32.8 por ciento en el de 2011-2012.
Para el ciclo escolar 2011-2012, 26 entidades federativas alcanzaron un porcentaje de cobertura igual o superior al 25 por ciento; de éstas, cuatro superaron el 40 por ciento de cobertura: Nuevo León (40.4), Sonora (41.2), Nayarit (41.4) y Distrito Federal (68.8). En contraste, en tres estados la cobertura no superó el 20 por ciento: Quintana Roo (18.6), Chiapas (19) y Oaxaca (19.4%). Guerrero alcanzó apenas 22.7 por ciento de cobertura en el nivel superior.
Aunque no se encontraron cifras precisas sobre la atención a la demanda para el caso de Guerrero, lo cierto es que en el estado cada año se registran diferentes manifestaciones de los jóvenes que demandan un sitio para estudiar.
Sobre este asunto, el rector de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG), Javier Saldaña Almazán, informó que para el ciclo escolar 2013-2014, en nivel licenciatura 11 mil 68 jóvenes realizaron el examen de admisión en esta institución, pero reconoció que sólo hay espacio para 6 mil 900, lo que significa que más 4 mil aspirantes serán rechazados.
Y aunque agregó que se hacen esfuerzos para incrementar la matrícula -400 nuevos espacios, según el propio rector-, parecen irrisorios frente a la demanda de espacios educativos.
De acuerdo con cifras oficiales, 54 mil 769 jóvenes guerrerenses cursan el nivel superior en sus diferentes modalidades (autónoma, estatal, federal y particular) en 75 instituciones y 130 planteles. Según estas cifras, esa cantidad de alumnos, que equivale a poco menos de la mitad de los que ingresaron al nivel medio superior, es atendida por 4 mil 50 profesores en las diferentes carreras de este nivel educativo.
Futuro desolador
La situación de los jóvenes guerrerenses es delicada. La falta de planeación en las décadas anteriores, donde nadie previó el crecimiento sostenido de la población juvenil y por lo tanto la demanda de nuevos espacios educativos, hoy está cobrando un alto precio.
La concentración de recursos materiales y humanos en el nivel educativo básico –en donde por cierto se tiene una cobertura de ciento por ciento, pero cuyos malos resultados repercuten negativamente en los siguientes niveles educativos-, son sólo una parte de esa mala planeación que ha perjudicado la cobertura y la calidad de los niveles medio superior y superior. 
Y al parecer la solución no está en el corto plazo, pues de acuerdo con las proyecciones poblacionales, para el periodo 2005-2050, que elabora el Consejo Nacional de Población, la población de 16 a 18 años constituye un bono demográfico que apenas comenzará a decrecer, de modo sistemático, a partir de 2017.

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