El Sur de Acapulco
Uno de los pocos mecanismos que tiene la ciudadanía para intervenir y decidir sobre asuntos públicos -con todas las limitaciones que éste tenga- es el voto. Por eso es tan cotizado en tiempos de elecciones y por eso los actores que aspiran a un cargo de elección popular literalmente se ponen a los pies de quienes tienen en sus manos este poder temporal.
Sin embargo, una vez emitido el voto, este recurso de poder se esfuma y comienza una etapa de mucha discrecionalidad en la actuación de quienes resultaron electos, generalmente muy alejada de los compromisos adquiridos y de la satisfacción de las necesidades de la gente.
Esto sucede en gran parte porque la ciudadanía no tiene, entre una elección y otra, mecanismos institucionales para el control de lo que hacen sus gobernantes ni la posibilidad de intervenir en la vida pública con consecuencias, excepto aquellos recursos extra institucionales de presión como la protesta pública (plantones, marchas, huelgas de hambre) y el uso de los medios de comunicación (para denunciar, visibilizar problemas o evidenciar irregularidades).
De hecho, la movilización ciudadana es hasta hoy la forma más recurrente que utilizan los sectores sociales para presionar al gobierno a cambiar decisiones que los afectan negativamente.
La reflexión que es pertinente hacer es precisamente lograr que el voto se emplee como un recurso de poder también para exigir, a quienes quieran nuestra preferencia, esos necesarios espacios donde la ciudadanía pueda participar, tomar decisiones en los asuntos públicos y controlar el quehacer gubernamental , entre elecciones.
O por lo menos, que se establezcan compromisos, con mecanismos muy claros de seguimiento, para cumplir lo que hasta hoy existe acerca de la participación ciudadana en la normatividad: Leyes de Participación Ciudadana, Transparencia, Planeación, Orgánica del Municipio Libre, y operen con eficacia los pocos espacios institucionales de relación gobierno-sociedad como los Comités de Desarrollo Municipal, los de Desarrollo Rural Sustentable, las contralorías ciudadanas, los observatorios ciudadanos y los diferentes consejos consultivos que marcan las diferentes leyes, que dicho sea de paso, han sido precisamente quienes deben promover su realización lo que han bloqueado su funcionamiento o propiciado su operación irregular.
Es decir, es urgente incorporar en la agenda de todos los candidatos a puestos de elección popular la creación o fortalecimiento de mecanismos de participación ciudadana.
Recién se realizaron las elecciones para elegir al gobernador del estado, y no parece haber indicios de que tendremos mejores mecanismos de control ciudadano. Sin embargo, el año que viene habrá elecciones para elegir diputados locales y presidentes municipales, y puede ser una oportunidad para arrancarles este tipo de compromisos específicos.
De todo. Recientemente un diario nacional publicó un reportaje sobre la opacidad de los partidos políticos (http://www.eluniversal.com.mx/primera/37026.html). No es un asunto nuevo, incluso por e actitudes, los partidos tienen un bajo nivel de credibilidad entre la ciudadanía…. El miércoles se firmó un convenio de colaboración entre el Instituto de Transparencia y el Instituto Electoral del Estado para realizar actividades dirigidas al fortalecimiento de la cultura sobre la transparencia y acceso a la información. El consejero presidente comentó que el IEEG cumple, incluso de más, con las obligaciones que de la Ley de Transparencia. Pero la página web del instituto no publica casi nada y el vínculo correspondiente de transparencia no lleva a ningún lado. http://www.ieegro.org.mx/index.html)... El actual gobierno del estado subió nuevamente a su página de internet el vínculo Transparencia Fiscal, elaborado por la anterior administración, pero “rasurado”. Ojalá no sea un mal pronóstico.
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