martes, 12 de marzo de 2019

Trabajadores fuera del Fone, el problema por resolver

Marcos Méndez Lara
El Sur, periódico de Guerrero
El sector educación nuevamente vuelve a ser noticia. Casi 6 mil empleados gubernamentales que laboran en la Secretaría de Educación de Guerrero están en riesgo de ser despedidos porque el gobierno federal no los reconoce dentro del Fondo de Aportaciones para la Nómina Educativa y el Gasto Operativo (Fone), y la administración estatal anunció que no tiene dinero para continuar pagando sus salarios.
Es un problema espinoso que se fue gestando a lo largo de los últimos 15 años por lo menos y detrás del cual hay actores (sean éstos autoridades sindicales o funcionarios gubernamentales) con diferentes niveles de responsabilidad porque tuvieron en sus manos la decisión de contratar a personal fuera del techo presupuestal federal, lo cual está fuera de los protocolos normativos.
Se trata nada menos que de una nómina que suma 100 millones de pesos mensuales e involucra a 5 mil 700 trabajadores de la educación, que en números redondos equivale al 2 por ciento del gasto público total que tendrá el estado en 2019. Desde su inicio, el pago a los trabajadores al margen del Fone abrió un gran boquete en las finanzas estatales, que se fue acumulando de una administración a otra y que distrajo recursos frescos –algunas veces obtenidos de la Federación por medio de negociaciones– que tanto se requieren en el estado para destinarlos a disminuir la pobreza.
Algunos antecedentes
Aunque el problema se había abordado en diferentes ocasiones por el actual gobierno, adquirió notoriedad cuando el gobernador Héctor Astudillo Flores anunció en febrero que su administración ya no tenía los recursos necesarios para cubrir los salarios de los trabajadores que estaban fuera del Fone.
De acuerdo con una nota periodística, “el gobernador advirtió que sólo tiene dinero para cubrir la segunda quincena de febrero (de 2019), y precisó que el gasto anual en educación (para el estado) asciende a mil 200 millones de pesos. Para justificar la petición de rescate al gobierno federal, alertó que podría generarse un conflicto político social como el que se vivió en el estado de Michoacán”.
Antes, el secretario de Administración y Finanzas, Tulio Samuel Pérez Calvo explicó que la anterior administración federal entregaba recursos para estas plazas a través del ramo 23, pero, aseguró, en 2019 “el gobierno de López Obrador transfirió directamente 2 mil 500 millones para cubrir ese rubro que representa un boquete financiero en la entidad”, es decir, dinero para cubrir el pago de las plazas que se mantienen sin techo presupuestal en la SEG y en el sector salud. Pero la decisión cambió y el gobernador anunció que a partir de marzo su administración ya no se haría cargo.
Este problema ya se advertía en el Presupuesto de Egresos del gobierno del estado de Guerrero del ejercicio 2019, aprobado por la 62 Legislatura del Congreso del estado, documento en el que el Ejecutivo argumentó que “uno de los principales riesgos (a las finanzas públicas estatales) proviene de la existencia de más de 5 mil 700 plazas sin techo presupuestal dentro del Fondo de Aportaciones para la Nómina Educativa y Gasto Operativo hasta el momento; la erogación que representa esa nómina se está solucionando con los recursos extraordinarios correspondientes a los convenios celebrados entre la SHCP y el gobierno del estado; tal circunstancia se enfrenta favorablemente por la disponibilidad de recursos en la federación y, por la voluntad política, colaboración y respaldo de la SHCP a la administración del gobernador Héctor Astudillo Flores”.
Problema heredado
La creación de plazas sin techo presupuestal federal no es nuevo en la Secretaría de Educación de Guerrero y proviene por lo menos desde el gobierno de René Juárez Cisneros –actual coordinador de los diputados federales del PRI– y continuó o se intensificó con Zeferino Torreblanca, Ángel Aguirre Rivero y Rogelio Ortega Martínez, todos ellos gobernadores que conocieron de cerca el problema y poco o nada hicieron para resolverlo.
En Guerrero, el sistema educativo ha requerido de mucha inversión, es el sector que más ocupa recursos en el estado, pero si se revisan los indicadores, sus resultados han sido desalentadores. No hay planeación educativa y cuando la hay, ésta no es importante en el funcionamiento del sector. Durante muchos años prevalecieron sobre cualquier otro factor, los criterios políticos o clientelares para el ejercicio del gasto y especialmente para la asignación y administración de plazas docentes y administrativas, arena de las disputas entre las autoridades gubernamentales, los sindicatos y las agrupaciones de egresados de diferentes normales.
Las pugnas por las plazas en la SEG presionaron cada año la creación de nuevos puestos –que bajo la óptica de una verdadera planeación no se necesitaban en el número de las que se generaron– incluso sin tener los recursos para financiarlas, ya que el procedimiento formal es que la SEG y la SHCP aprueban y dan el visto bueno a las nuevas plazas y sólo de esta manera son financiadas por la Federación. Salirse de este esquema, como se hizo en Guerrero y otros estados, propició que el estado se hiciera cargo de pagar estas plazas con recursos estatales que podrían invertirse en disminuir la marginación o financiándolas con el dinero destinado a pagar obligaciones (como ISR, SAR, Fovisste, etc.), propiciando grandes deudas con la SHCP.
Hay muy poca información de carácter público que permita documentar esta problemática, sólo datos aislados. En octubre de 2012 escribimos en Monitor de Guerrero que la SEG ya tenía muy bien identificado el tema, pues encontramos el seguimiento que hacía esta dependencia al gasto del FAEB (antecedente del Fone) del segundo y tercer trimestres de 2011. “En el primer caso, en el apartado de observaciones se reconoce un déficit de 874 millones de pesos ‘el cual se origina de diez mil plazas sin techo presupuestal, incluyendo sus prestaciones sociales’. Para el tercer trimestre de 2011, el déficit se había incrementado a mil 359 millones de pesos”.
En el gobierno de Rogelio Ortega Martínez, su secretario de finanzas, Eliseo Moyao Morales, dio a conocer en julio de 2015 que las finanzas del estado arrastraban un déficit de más de 13 mil millones de pesos como resultado de “diversos pasivos en las dependencias y del pago de plazas sin techo presupuestal, entre otros rubros”. También expresó que la merma al presupuesto del gobierno de Guerrero durante el 2015 era de mil 665 millones de pesos, de los que 573.2 millones se destinaron al pago de nómina educativa por las plazas no reconocidas, además que se tiene una afectación de mil 91 millones de pesos a las participaciones estatales”, de acuerdo con una nota del portal de noticias 20 Minutos Editora.
El ex secretario de Finanzas explicó que a la entrada en vigor del Fone había un total de 12 mil 326 plazas en el magisterio que no fueron reconocidas por la SEP ni por la SHCP, por lo que se cubrieron con fondos estatales. Hizo un llamado a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público del gobierno federal para que apoyara la situación financiera de Guerrero, “que es algo que trasciende a la administración de Rogelio Ortega Martínez”, según la misma fuente de noticias.
Cifras diferentes dio a conocer un funcionario de la Sefina, recién asumía la nueva administración de Héctor Astudillo. De acurdo con una nota del portal Síntesis de Guerrero del 7 de diciembre de 2015, el gobierno recibió 8 mil 542 plazas sin techo presupuestal y adelantaba que antes de concluir 2015, el gobierno del estado entregaría al menos mil plazas más a docentes.
“En base a las economías que están suscitándose con vacancias, con incidentes, jubilaciones, con incidentes, posiblemente para fin de año el gobernador tenga la posibilidad de anunciar, que al menos mil plazas van a tener techo presupuestal”, afirmó el funcionario –que no fue identificado por la fuente de la noticia.
El Plan Estatal de Desarrollo 2015-2021 del gobierno de Héctor Astudillo Flores también presenta números diferentes, pues en su diagnóstico del sector educativo afirma que las administraciones anteriores le dejaban el problema de 19 mil plazas en la SEG sin techo presupuestal, lo que equivalía a “un déficit presupuestal de cerca de 2 mil 400 millones de pesos, y un adeudo acumulado de 9 mil 241 millones de pesos. Hereda también 300 plazas de mandos medios fuera de presupuesto y un adeudo con proveedores y prestadores de bienes y servicios de más de 5 800 millones de pesos”.
Por su parte, la maestra Reyna Bello de Jesús, representante sindical de la Delegación III-XVI de la CETEG, advirtió en octubre de 2016 que cerca de 20 mil plazas docentes y administrativas otorgadas sin techo presupuestal por gobiernos del estado, se encontraban en riesgo de desaparecer.
En una nota de Bernardo Torres, la dirigente Bello de Jesús explicó que el problema se había vaticinado desde 2014 con la puesta en marcha de la Reforma Educativa, es decir, que todas las plazas otorgadas sin techo presupuestal por gobiernos anteriores quedarían fuera de la cobertura federal. Explicó que de las más de 100 mil plazas que había en Guerrero en esos años, sólo 80 mil fueron atraídas por el gobierno federal y el resto las seguía pagando el gobierno estatal, pero tomando recursos de otros ramos ajenos al sector educativo.
La discusión actual
En los últimos 15 días se han vertido declaraciones en torno a las 5 mil 700 plazas sin techo presupuestal. La mayoría apela a que la Federación se haga cargo y las incluya en los registros del Fone, pues de otra manera el gobierno del estado ya no podrá solventarlas y se generarían movilizaciones de maestros y administrativos de la SEG. Otros proponen que se revise caso por caso y que el gobierno federal sólo considere a aquellos trabajadores que realmente devenguen su salario.
Pero nadie habla de investigar a quienes estuvieron a cargo de estas pésimas gestiones y sancionarlos en caso de hallarlos responsables de alguna falta administrativa o un delito de corrupción. Es la última pieza del engranaje que se requiere para disminuir o erradicar la impunidad.
En noviembre de 2018, los diputados guerrerenses exhortaron al Congreso de la Unión para que en el presupuesto de egresos de la federación de 2019 incluyeran recursos para regularizar las plazas sin techo presupuestal y se reconocieran además los derechos laborales de los trabajadores (antigüedad, prestaciones y beneficios sociales).
Hace unos días, el senador Manuel Añorve, en conferencia de prensa, advirtió a los titulares de Hacienda y la SEP que podría haber protestas, como sucedió en Michoacán, si no se atendían las demandas de este sector, ya que sus movilizaciones podrían afectar al turismo, “la economía, la derrama económica, porque la Secretaría de Hacienda no ha liberado 100 millones de pesos mensuales para cubrir a 5 mil 700 plazas federales que están fuera del Fone, y que con regularidad los gobiernos federales anteriores lo cubrían”.
El secretario de Educación estatal, Arturo Salgado Urióstegui, aseguró que no tenía ninguna objeción de que las plazas que están dentro del Fone fueran revisadas. “Los que no estén ni en un lado ni en otro y que no justifiquen su presencia en las escuelas o centros de trabajo tendrán que dar una explicación, nosotros no tenemos nada, no tenemos al menos ni comisionados que no conozcamos, ni hemos dado en lo personal comisiones a nadie, y si hay personas que están cobrando y no van a trabajar pues que le piensen esas personas, nosotros no vamos a proteger a nadie que no esté haciendo su trabajo”, enfatizó el secretario, según una nota de El Sur.
Por su parte, el delegado del gobierno federal en Guerrero, Pablo Amílcar Sandoval, comentó que los 5 mil 700 maestros fuera del Fone fueron compromisos adquiridos por los sucesivos gobernadores a lo largo de varios años, y no es responsabilidad de la Federación pagar esos salarios. Sin embargo, en otra oportunidad el delegado federal destacó que se revisará caso por caso, porque, dijo, hay quienes cobran sin trabajar y otros tienen doble plaza, según reseñó El Sur.
Conclusión
El problema de los empleados de la SEG fuera del Fone tiene varias dimensiones: de derechos laborales, social, el componente de las finanzas públicas y uno que nadie quiere tocar: el de las responsabilidades administrativas o penales de quienes permitieron o alentaron estas actividades.
El más visible y que está en boga es el financiero, pues hoy se busca que el problema de la nómina educativa sea absorbido por la Federación, como ya se hizo con el programa de fertilizante: dos ejemplos de grandes problemas financieros que se generaron por irresponsabilidades locales cuyas facturas hoy se le pasan al gobierno federal.

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