El Sur de Acapulco
El gobierno del estado anunció que la propuesta de presupuesto de
egresos para el año 2016, que someterá a la consideración del Congreso del
estado, es por 48,409 millones de pesos, es decir, casi 10 por ciento más que
en 2015. Sin embargo, para la mayoría de los guerrerenses éstas son cifras a
las que nunca tienen acceso porque los políticos y funcionarios tienen vetado
este tipo de información a los ciudadanos, y la manejan como si fuera de su
patrimonio.
El presupuesto de egresos es uno de los instrumentos más importantes de
política pública de un gobierno, ya que ahí se establecen las acciones,
programas y proyectos que se realizan durante un ejercicio fiscal. No obstante,
el ciudadano común desconoce totalmente cómo se realiza la formulación,
discusión, ejecución, fiscalización y evaluación de esos recursos.
Particularmente, el
presupuesto y el ejercicio de los recursos siempre han representado un espacio
de amplia opacidad, en el cual los servidores públicos han efectuado un uso
discrecional del erario.
El ejercicio del
presupuesto del año entrante no parece que será diferente de como lo hicieron
las administraciones anteriores, por lo menos, nadie ha anunciado medidas ni
establecido condiciones para hacerlo transparente y rendir cuentas sobre su
ejercicio.
Aun cuando hay una
amplia normatividad para que todo el sector público que administra y gasta recursos
del erario lo haga de manera transparente y rinda cuentas de ellos, lo cierto
es que persiste una gran opacidad sobre su ejercicio y un gran escepticismo ciudadano
por el tipo de informes y declaraciones que emiten los funcionarios y políticos
simulando una rendición de cuentas.
En el plano local, en
los decretos de presupuesto de egresos del estado de cada año, claramente se
establece que “la aplicación del presupuesto deberá realizarse con base en
criterios de legalidad, honestidad, eficiencia, eficacia, economía,
racionalidad, austeridad, transparencia, control, rendición de cuentas y con
enfoque de género”.
Asimismo, menciona que
los poderes legislativo y judicial, los órganos autónomos, así como las
dependencias y entidades de la administración pública estatal, deberán cumplir
las obligaciones de transparencia en materia presupuestaria establecidas en los
artículos 3, 7, 13 y 15 de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información
Pública del Estado de Guerrero.
Los decretos de cada año
también incluyen la obligación del gobierno del estado y otras instituciones de
publicar en su página web información financiera que le exige la Ley General de
Contabilidad Gubernamental.
Pero de esta información
poco se sabe. Los interesados que ingresan a las páginas electrónicas de las
dependencias encuentran información parcial, aislada, desactualizada o que no
corresponde con lo que deben publicar. Sólo cuando brota algún escándalo de corrupción
–como resultado de algún ajuste de cuentas político y no tanto porque funcionen
los sistemas de control y fiscalización institucionales-, las y los
guerrerenses se enteran de algunos datos. Pero es la excepción, no la regla.
Evaluaciones a la información presupuestal
Más allá de la
percepción que tienen los guerrerenses sobre su gobierno en esta materia, se
han realizado evaluaciones a los estados para cuantificar su transparencia
presupuestaria. Una de las revisiones a la información presupuestal más
conocidas es la que realiza cada año, desde 2008, el Instituto Mexicano de
Competitividad (Imco).
Para realizarla
considera indicadores como el acceso a las leyes de ingresos y presupuestos de
egresos, la disponibilidad de datos abiertos y estructura de las leyes de
ingresos, el uso de clasificaciones emitidas por el Consejo Nacional de
Armonización Contable, el desglose de recursos destinados a las dependencias y
oficinas de gobierno, información sobre recursos que las entidades federativas
transfieren a los municipios, el desglose de recursos destinados al pago de
plazas y sueldos de funcionarios públicos.
El Imco también incluye
entre sus indicadores la información sobre las condiciones de contratación de
la deuda pública, los recursos transferidos de la federación a las entidades
federativas, el presupuesto destinado a fideicomisos, subsidios y programas, y
el tipo de reglas utilizadas por los gobiernos para realizar ajustes y
reasignaciones del dinero público.
De acuerdo con la
evaluación realizada en 2015, Guerrero se ubicó en el lugar 28 a nivel
nacional, con 60 por ciento de puntuación, sólo arriba del Distrito Federal y
Zacatecas, que obtuvieron 56 por ciento, y Michoacán y Quintana Roo, que
obtuvieron 52 y 50 puntos, respectivamente.
El organismo ubicó entre
los primeros lugares a los estados de Puebla, Jalisco y Coahuila, que alcanzaron
100 por ciento en la calidad de su información presupuestaria, mientras que los
siguientes lugares fueron para Chiapas (97 por ciento), Guanajuato (95) y
Tlaxcala y Tabasco (93 por ciento).
En el caso específico de
Guerrero, los resultados históricos muestran una tendencia irregular. En el
primer año que se aplicó esta evaluación, en 2008, el estado obtuvo la
calificación de 69.7 por ciento, y al siguiente año se desplomó hasta 47.7 por
ciento. En el 2010, el índice de transparencia presupuestaria fue de 56.8 por
ciento y en los siguientes años alcanzó 70.8 por ciento (2011), 67.8 (2012),
60.9 (2013), 62 (2014) y 60 por ciento en 2015.
Como se observa, no hay
un patrón uniforme de comportamiento en la información, sino que los bajos
niveles son constantes, independientemente del partido o de la persona que
gobierne, lo que echa por tierra aquellos frecuentes discursos auto complacientes
de que son más transparentes que los otros.
Como dato adicional, que
es registrado por el Imco, se observan puntos especialmente opacos de parte del
gobierno del estado, como es la simulación en la difusión del presupuesto de
egresos, que no es publicado por el periódico oficial del estado (aparece el
vínculo, pero no un archivo que lo contenga). Este engaño es particularmente
grave porque el gobierno del estado no ha tenido la intención de que se conozca
el principal instrumento presupuestal del estado, el decreto de presupuesto de
egresos de cada año.
Se espera que el
gobierno de Héctor Astudillo Flores dé buenas señales, y su administración sí
dé a conocer profusamente este importante documento junto con todos los anexos
que de él se derivan.
Las plazas, de lo más opaco
Entre los rubros que le dan baja calificación al estado de Guerrero, en
la revisión del Imco, es el de las plazas laborales. Nadie sabe a ciencia
cierta cuántas personas cobran en el sector público, ya que éste ha sido
usualmente uno de los asuntos de mayor controversia en el estado, y tan lo ha
sido, que en varios momentos ha puesto en jaque las finanzas del estado por problemas
de “aviadores”, plazas sin techo presupuestal, particularmente en los sectores
educativos y de salud, y cada tres años son el dolor de cabeza de presientes
municipales electos, quienes son recibidos con una andanada de demandas
laborales en el escritorio.
Con dinero público, los sucesivos gobiernos de Guerrero han construido
una obesa burocracia en detrimento de otros rubros urgentes para la población marginada
del estado como es la inversión en infraestructura básica, servicios de calidad
en educación y salud y programas de desarrollo social.
En la evaluación del Imco, la opacidad en la información sobre las
plazas llevó al estado a obtener sus peores calificaciones. Por ejemplo, el
instituto señala que desde 2008 no se describe en ningún documento público el
número de plazas de la administración pública estatal, ni tampoco se publica el
tabulador de plazas con desglose de empleados de confianza, base y honorarios.
Tampoco hay una distinción entre las remuneraciones base, de las
remuneraciones adicionales y/o especiales, y no hay información sobre el monto
destinado al pago de pensiones y de laudos labores. Tampoco hay información
sobre las plazas del magisterio, y cuáles de éstas son estatales y federales.
Las instituciones gubernamentales son todavía una agencia de colocación
de empleados que se recicla con cada cambio de gobierno. Las nuevas
administraciones despiden a cientos de empleados, argumentando que eficientarán
la gestión, pero al poco tiempo colocan a los suyos y comienza la misma
historia de un gobierno que destina una alto porcentaje de los recursos
públicos al pago de una abultada nómina.
Rubros específicos
Otros de los temas que el Imco señala como opacos en Guerrero es la
publicación de información específica sobre el financiamiento de partidos
políticos. Cabe mencionar que la ley general de transparencia, aprobada en mayo
de 2015 y que rige ya a todo el país, incluye como nuevos sujetos obligados para
que transparenten sus actividades y recursos a los partidos políticos. De
hecho, la ciudadanía ya puede solicitarles información como a cualquier otra
entidad gubernamental.
También con base en la evaluación del Imco, el gobierno del estado de
Guerrero no publica información tan importante como es la que corresponde al
rubro del gasto en comunicación social, ni un desglose sobre las transferencias
al Seguro Popular, ni los recursos que destinan a las organizaciones de la
sociedad civil.
Tampoco hay información sobre el desglose de los destinatarios que
reciben subsidios, ni tampoco acerca del fondo para enfrentar desastres
naturales. El organismo también observó que no existen indicadores estratégicos
y de gestión de los programas.
Más sobre información financiera
Aunque la Ley de General de Contabilidad Gubernamental obligó a todas las entidades a
publicar la información financiera sobre activos, pasivos, ingresos, egresos y
deuda a partir de 2008, hoy es casi imposible que los ciudadanos conozcan esta
información con claridad debido a que los gobiernos estatales sólo han publicado
información de manera parcial y desarticulada.
La anterior es una de las conclusiones de un estudio realizado por el
Centro de Análisis e investigación Fundar, el cual también encontró que uno de
los rubros más opacos es la deuda que los estados adquieren en el
presupuesto anual, ya
que ningún gobierno estatal informa de manera detallada en qué lo gastan.
De acuerdo con esta investigación, sólo 14 entidades reportan el destino de los recursos por concepto de deuda,
pero lo hacen de manera general, ya que no explican cuáles son los montos que corresponderían a
las supuestas obras o proyectos. Agrega que el resto de las entidades, entre
ellas Guerrero, ni siquiera mencionan cuál sería el destino del dinero de la
deuda.
Aunque la Ley General de Contabilidad Gubernamental obliga a que los
gobiernos presenten la información de manera accesible a los ciudadanos, no hay
un estándar entre los documentos de los estados, y más bien hay una tendencia a
no hacerlo.
“Muchos estados cumplen con la norma y enlistan los ingresos y egresos,
pero no utilizan los documentos para realmente dar más información y
explicación a los ciudadanos que no son expertos en los temas presupuestarios.
No se presenta glosario de términos, explicación del proceso presupuestario o
detalle sobre las prioridades presupuestales”, explicó Liliana Ruiz-Ortega,
autora de la investigación.
El espíritu de La Ley General de Contabilidad Gubernamental fue homogenizar la presentación de la
información financiera de los tres niveles de gobierno; esto permitiría comparar
datos y cifras entre los entes públicos de manera más efectiva.
En 2012, la ley se modificó y se le agregaron nuevas obligaciones a las
dependencias públicas en materia de transparencia presupuestaria, con el
propósito de dar mayor detalle y más información sobre variables como los
ingresos, los gastos y la deuda de los gobiernos federal, estatal y municipal. Uno
de los cambios fue la incorporación del título quinto denominado De la Transparencia y
Difusión de la Información Financiera, que describe las nuevas obligaciones de
las dependencias en esta materia.
Sin embargo, a la fecha no se
ha alcanzado la transparencia ni la armonización en todo el país, según la investigadora de Fundar,
quien agrega que no obstante este incumplimiento, ningún funcionario público ha
sido sancionado.
La impunidad también se manifiesta en la transparencia y la rendición de
cuentas.
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