viernes, 24 de junio de 2011

Las APP, a espaldas de la ciudadanía

El Sur de Acapulco

Recientemente los diputados del Congreso del Estado aprobaron por unanimidad la Ley de Asociaciones Público-Privadas (LAPP), con la que  se endosa a la iniciativa privada la construcción de obras y la prestación de servicios públicos.
Esta responsabilidad que originalmente corresponde al Estado para mejorar las condiciones de vida de la población y que ha sido trasladada al sector privado es un asunto de primer orden que no fue discutido suficientemente de cara a la ciudadanía por los representantes populares cuya obligación primaria es precisamente velar por los intereses de quienes votaron por ellos. Desde luego, estos procesos oscuros lo único que propician son inconformidades y un mayor desencanto que se acumula a la ya de por sí deteriorada imagen que la gente tiene de los políticos.
1. No hubo consulta ni la mínima información a la ciudadanía durante el proceso de aprobación de la LAPP. En Guerrero, la clase política (gobernador del estado y legisladores, así como Tribunal Superior de Justica y Ayuntamientos en algunos asuntos) tienen el monopolio que les permite presentar iniciativas de ley, pero también de decidir cómo y en qué términos se aprueban éstas. Es decir, una vez que han sido electos, creen que son innecesarias las consultas y no se requiere saber qué piensa la gente sobre temas específicos. La democracia son ellos.
Contrasta la rapidez con que se aprobó esta ley de asociaciones con el abandono que han hecho los diputados locales de la reforma al artículo 50 de la constitución del estado -precisamente para que la ciudadanía formalmente pueda presentar iniciativas de ley- y que está pendiente desde 2008, fecha en que se aprobó la Ley de Participación Ciudadana.
Por cierto, que esta ley de participación no ha sido estrenada y aun es letra muerta. El gobierno del estado o el Congreso local se hubieran apuntado un enorme acierto si sometieran a consideración de la ciudadanía,  a través de las figuras del plebiscito o el referéndum, la pertinencia de la ley que aprobaron por unanimidad y por vía del fast track. El asunto, trascendente  para la vida pública o del interés social del Estado, lo ameritaba.
2. Además de procesarse en lo oscuro, la LAPP no establece medidas ni candados que garanticen la transparencia de las acciones que se realicen al amparo de las asociaciones público-privadas ni que haya rendición de cuentas. Esto aumenta la suspicacia de lo que se aprobó.
La ley de asociaciones sólo dice que los “desarrolladores” (los empresarios que serán beneficiados) informarán al gobierno del estado o los ayuntamientos sobre sus actividades en la construcción de obras o prestaciones de servicios. Pero la legislación no consideró mecanismos adicionales –por ser un asunto trascendente para la vida pública- que permitieran transparentar estas acciones ni para la rendición de cuentas sobre los servicios ofrecidos. Tampoco incluye formas de contraloría ciudadana, como sí lo hacen ya casi todos los programas federales.
Amén de que haya otra interpretación de la Ley de Transparencia, las y los ciudadanos tenemos la posibilidad de solicitar información sobre lo que realicen los “desarrolladores” por medio de la dependencia pública que los contrate. Pero la pregunta es: ¿cómo esperamos que nos proporcionen información sobre las empresas que se encargarán de construir obra y prestar servicios públicos, si hasta hoy las dependencias ni siquiera transparentan lo que hacen ellas mismas?
3. Son muchas las preguntas que quedan pendientes. ¿Adelgazará la burocracia cuando las obras y los servicios públicos sean prestados por la iniciativa privada? ¿O simplemente se encarecerán con cargo al erario público? ¿Será más eficiente y responsable la iniciativa privada en la prestación de estos servicios que por obligación corresponden al estado?¿Qué acuerdos se tomaron para que los diputados por unanimidad votaran a favor de la propuesta del Ejecutivo? ¿Por qué las y los ciudadanos no podemos saber qué se pactó? ¿Por qué no se establecieron mecanismos de control ciudadano? ¿Qué sucederá cuando los gobiernos estatal y municipales comprometan los recursos financieros de años venideros, es decir, de gobiernos que no serán los suyos?
Es lamentable la imposición de este esquema privatizador, que aunque legal, está lejos de ser legítimo.

viernes, 10 de junio de 2011

El voto y la participación ciudadana

El Sur de Acapulco

Uno de los pocos mecanismos que tiene la ciudadanía para intervenir y decidir sobre asuntos públicos -con todas las limitaciones que éste tenga- es el voto. Por eso es tan cotizado en tiempos de elecciones y por eso los actores que aspiran a un cargo de elección popular literalmente se ponen a los pies de quienes tienen en sus manos este poder temporal.
Sin embargo, una vez emitido el voto, este recurso de poder se esfuma y comienza una etapa de mucha discrecionalidad en la actuación de quienes resultaron electos, generalmente muy alejada de los compromisos adquiridos y de la satisfacción de las necesidades de la gente.
Esto sucede en gran parte porque la ciudadanía no tiene, entre una elección y otra, mecanismos institucionales para el control de lo que hacen sus gobernantes ni la posibilidad de intervenir en la vida pública con consecuencias, excepto aquellos recursos extra institucionales de presión como la protesta pública (plantones, marchas, huelgas de hambre) y el uso de los medios de comunicación (para denunciar, visibilizar problemas o evidenciar irregularidades).
De hecho, la movilización ciudadana es hasta hoy la forma más recurrente que utilizan los sectores sociales para presionar al gobierno a cambiar decisiones que los afectan negativamente.
La reflexión que es pertinente hacer es precisamente lograr que el voto se emplee como un recurso de poder también para exigir, a quienes quieran nuestra preferencia, esos necesarios espacios donde la ciudadanía pueda participar, tomar decisiones en los asuntos públicos y controlar el quehacer gubernamental , entre elecciones.
O por lo menos, que se establezcan compromisos, con mecanismos muy claros de seguimiento, para cumplir lo que hasta hoy existe acerca de la participación ciudadana en la normatividad: Leyes de Participación Ciudadana,  Transparencia, Planeación, Orgánica del Municipio Libre, y operen con eficacia los pocos espacios institucionales de relación gobierno-sociedad como los Comités de Desarrollo Municipal, los de Desarrollo Rural Sustentable, las contralorías ciudadanas, los observatorios ciudadanos y los diferentes consejos consultivos que marcan las diferentes leyes, que dicho sea de paso, han sido precisamente quienes deben promover su realización lo que han bloqueado su funcionamiento o propiciado su operación irregular.
Es decir, es urgente incorporar en la agenda de todos los candidatos a puestos de elección popular la creación o fortalecimiento de mecanismos de participación ciudadana.
Recién se realizaron las elecciones para elegir al gobernador del estado, y no parece haber indicios de que tendremos mejores mecanismos de control ciudadano. Sin embargo, el año que viene habrá elecciones para elegir diputados locales y presidentes municipales, y puede ser una oportunidad para arrancarles este tipo de compromisos específicos.
De todo. Recientemente un diario nacional publicó un reportaje sobre la opacidad de los partidos políticos (http://www.eluniversal.com.mx/primera/37026.html). No es un asunto nuevo, incluso por e actitudes, los partidos tienen un bajo nivel de credibilidad entre la ciudadanía…. El miércoles se firmó un convenio de colaboración entre el Instituto de Transparencia y el Instituto Electoral del Estado para realizar actividades dirigidas al fortalecimiento de la cultura sobre la transparencia y acceso a la información. El consejero presidente comentó que el IEEG cumple, incluso de más, con las obligaciones que de la Ley de Transparencia. Pero la página web del instituto no publica casi nada y el vínculo correspondiente de transparencia no lleva a ningún lado. http://www.ieegro.org.mx/index.html)... El actual gobierno del estado subió nuevamente a su página de internet el vínculo Transparencia Fiscal, elaborado por la anterior administración,  pero “rasurado”. Ojalá no sea un mal pronóstico.